jueves, 14 de junio de 2012

MI PRIMER ALCE...



Hola a todos. Antes de nada agradecer a todos los que echan una mirada de cuando en cuando a esto, y en particular a aquellos que me envían palabras hermosas. Gracias de verdad.
A lo que vamos. Como podéis ver, estoy en Alaska. En Anchorage, para ser más exactos. Y aquí mismo, al lado de la ciudad, ya hay esto, la inmensidad. Y sus habitantes, los bichos.
Ayer estuve todo el día medio atontado (más de lo normal) por varios motivos:
Primero porque ya he confirmado que los aviones, tantas horas en ese ambiente extraño, me genera una nostalgia de la  que se me hace difícil escapar, y comienzo a pensar en los que más quiero (mi familia... y después vienen todos los demás en catarata) y en qué coño hago aquí solo danzando por los aires. Pero el baño de naturaleza de hoy me pone las pilas y me doy cuenta de lo de siempre, de la cabeza nuestra, de cómo juega con nosotros, de su pasión por ser víctima.
Segundo porque, a parte del nuevo cambio horario (otras 4 horas menos que en España, ya son 10), aquí no se hace de noche. Bueno sí, desde las 12 de la noche hasta las 3 de la mañana atardece un poco, dicen, pero el sol está 19 horicas alumbrando, sin más (Fresa). Y ahora puedo dar fe de que estas cuestiones intangibles afectan con contundencia.
Y tercero porque ayer dediqué el día a preparar la visita y me he dado cuenta de que esto es bastante más caro de lo que pensaba. La hostia de caro, vamos. Menos mal que me he "amigado" con el californiano que me ha alquilado la bici (Pablo Antonio) y ha llamado a un amigo que me ha alquilado el coche para estos días a mitad de precio que el resto de compañías. Y su madre, también majísima, me ha invitado a que fuera a su restaurante para probar una quesadilla de salmón elaborada por ella misma que estaba cojonuda.
Y hablando con Pablo Antonio ha salido la cuestión del terremoto que están esperando desde hace un tiempo... y que a él tan poca gracia le hace.

En 1946, el mayor terremoto registrado en la historia (9,2 en la escala de Richter) tuvo su epicentro precisamente aquí y destruyó literalmente la ciudad. Curiosamente sólo hubo 9 víctimas, y digo sólo porque las fotos de la época muestran una ciudad hecha añicos, y con su 4ª Avenida, la que aún sigue siendo la principal de la ciudad, abierta por enmedio, arrojando al abismo abierto los restos de las casas destruidas. Engullido por el mar, el frente marítimo de la ciudad desapareció, y con él todo lo construido en la costa. Desapareció media ciudad. Y el posterior tsunami invadió las costas de toda Alaska, destruyendo varios pueblos de la zona.
Pablo Antonio me explica que Anchorage está situada en el inicio mismo de la falla de san Andrés, la cual baja paralela a toda la costa occidental norteamericana para finalizar en la baja California mexicana, una península que, según él, más pronto que tarde los terremotos desgajarán del continente, dejando a la deriva a todos los mexicanos que no hayan saltado a tiempo. Y tan asimilado tienen los alaskeños la cosa esta de los terremotos, tan frecuentemente los viven, que ahora mismo, y según estudios fiables de sismología, se ha de producir un seísmo devastador, el Big One le llaman, quizá de las pocas cosas que ya tiene nombre sin haber nacido. Y lo esperan tan tranquilos. Y esto a Pablo Antonio le pone nervioso. Él solamente viene en verano, ya que en California, cerca de Los Angeles, tiene otro negocio de alquiler de biciletas donde pasa los inviernos algo más seguro. Así que espero que el Big One este no aparezca estos días, también sería...
Por lo demás, he detectado lo siguiente:
-casi todos te saludan por la calle, a pesar de ser una ciudad de 300.000 habitantes. A priori, parecen gente sana. De hecho, se les ve sonreír a menudo.
-casi todos los pobres y gente de mal vivir que pasea por las calles de Anchorage tienen los portentosos rasgos inuit. Son los descendientes de las tribus nativas que vivían aquí antes de que llegara el progreso. Sus abuelos cazaban y pescaban en estas tierras descomunales y ahora sus nietos viven de la caridad. Y digo caridad porque al lado del hostel donde duermo se ubican unos barracones con un cartel en el que se comunica que de 12 a 1 del mediodía se sirve comida gratis. De la beneficiencia, vamos. Se llama Soup Kitchen, patrocinada por los hermanos de Jesús y con un lema irrefutable: con el estómago lleno y una mano amiga que te acaricie, es más fácil ver a Jesús. Al acercarme a ver de qué se trataba semejante cola, comprobé que se trataba precisamente de eso, de una cola de desahuciados esperando pacientemente a recoger un triste sandwich y un vaso de caldo caliente. Lo curioso es que la gran mayoría tenían acentuados rasgos esquimales.
En fin....

Bueno, mañana me voy hacia el interior, estaré una semanita más o menos. Voy al Denali (Pepe), a ver el McKinley, el monte más alto de Norteamérica. A ver cómo va.
Un beso.


9 comentarios:

  1. Qué moto le habrás vendido al Pablo Antonio para que te haga esos favores. Yo que soy amante de las estadistica cuantos señores de L'H de 0 a 100 habran pisado Alaska antes que tú .. El Denali que pronto pisaras es el Ordesa y el Aigüestortes que tantas veces has visto pero con miles y miles de km. de tierra salvaje por descubrir y animales por fotografiar. Vive su naturaleza más pura y limpia.

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  2. Sin más...qué bonita frase Amante !!!!! Denali !!!!! pue eso, un Pichincha o un Chimborazo sin más...
    Disfruta y sigue contando, aquí, al otro lado, seguimos esperando...besicos amor.

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  3. Que pasa nómada!!

    Veo que, después de un comienzo un tanto impresionante y a la vez duro, el viejo viaje tira para adelante a buen ritmo... Me alegro mucho y te sigo!!!

    Por cierto, enhorabuena por el éxito de tu Hijo 10.

    Un abrazo, fuerza y un pasico detrás de otro.

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  4. Felicidades, ya veo que has cambiado a los negros obesos de hamburguesas por alces, al gris de los edificios de la gran manzana por el verde de la naturaleza y al frío por el calor del asfalto de Manhattan!

    Un saque de morriña tan pronto!!

    Veo también que comienzas a engañar a esas buenas gentes, pobrecillos!

    En mi pueblo y en Luceni la gente ambiente se saluda aunque no se conozca, en eso somos un poco Alaskienses!

    No uses esa palabra, "a priori", sabes que a algunos no les gusta!

    Saluda a Mckinley de mi parte y sigue viendo y viviendo.

    Salud

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  5. Chema, me encanta toda la descripción que haces tanto de tu visión de New York como de los primeros dias en Alaska,y como has conectado con genten del país muy bien la esplicación que haces sobre el terremoto de Anchoraga en 1946 y lo peligroso que es esta zona. Espero tu crónica del interior en el monte Mckinley, Gracias por tus descripciones con tanto detalle,pues haces que me encuentre acompañandote por esas bonitas tierras.
    Cuidate mucho y sigue así. REGINA DE OMNIA

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  6. que profundidad.
    se comen los alces esos?

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  7. Ahora ya no podré afirmar que eres mi primo más 'primo'. Anda que no disfrutas. Yo que me dedico a lo de la letra, quiero felicitarte por el blog, aunque sobre NYC creo que te quedaste corto. Quienes permanecemos en esta tierra 'extraña' azotada por el vendaval de la crisis siempre nos quedará esta 'sana envidia' de verte rodeado de alces, naturaleza, coches alquilados a mitad de precio y quesadillas de salmón. ¡Cuidado con Sarah Palin y el Tea Party! No se andan con chiquitas por Alaska. Da muchos recuerdos al Oso Yogi. Un beso (casto).

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  8. Uy perdona, el Oso Yogi vive en Yellowstone, y eso está en el Estado de Wyoming.

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  9. Hola Chema,

    una pena no haber coincidido!!! Mucha suerte!!! El continente es tuyo!!!

    Eva

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