domingo, 17 de marzo de 2013

BOLIVIA Y LOS SURES

Hola niños y niñas... acabo de llegar a Santiago de Chile, donde me voy a refugiar unos días en la casa de mi amigo Enzo... un refugio que necesito tras el impacto que han supuesto estas últimas semanas de viaje.
Desde que entré en Bolivia por el lago Titicaca, he vivido de nuevo uno de esos tiempos maravillosos del cual no eres completamente consciente hasta que todo cambia de nuevo, como siempre. He conocido a personas maravillosas, he compartido jornadas con algunas de ellas y, además, he atravesado uno de los paisajes más subyugadores que he visto en toda mi vida.
La cosa hoy va a ir rapidita, es decir, unas pocas fotos, alguna explicación precaria y a cascala...
Este es el Titicaca, el lago navegable a mayor altura del mundo, 3800 metros... aquí visité la isla del Sol, cruzándola de norte a sur por la cresta de su perfil... una caminata de 4 horas a 4000 constantes metros de altitud....
La cuestión de la altura no me ha afectado en absoluto. Es cierto que me monté en el altiplano peruano ascendiendo progresivamente desde la selva amazónica, pero también es cierto que desde que puse los pies en Cuzco hasta que bajé de nuevo a los solo 2450 metros de San Pedro de Atacama, he pasado casi un mes viviendo a más de 3800 metros de altura. La Paz, por ejemplo, está a 4000 m., y desde allí hasta el lejano sur fronterizo con Chile, el altiplano se eleva aún más hacia el cielo. Así que, no sé porqué motivo, mi organismo se acostumbró rápidamente y no he tenido la necesidad de mascar hojas de coca, el remedio milenario al que se recurre en esas tierras para, además de combatir el mal de altura, aligerar la sensación de frío y reducir la del hambre.
Y después llegó La Paz, una extraña ciudad colgada en las alturas... allí fui al cine y me corté el pelo, mu majico me dejó la mujer..
Y después Sucre, Oruro y Potosí... allí, en la segunda ciudad más alta del mundo tras el Alto, la vecina de arriba de La Paz, visité las terribles minas en las que todavía siguen extrayendo lo que pueden miles de personas que saben que sus días acabarán ahí abajo, en la oscuridad. Esta fue la gran teta de la vaca americana que los españoles exprimieron sin descanso. De este abundante Cerro Rico estuvieron sacando plata sin descanso durante casi cien años, a la par que sus tripas se llenaron de miles de cadáveres de esclavos, muertos por el agotamiento, por los derrumbes o por las armas.
Fue sobrecogedor ver cómo se trabaja en la actualidad... fue triste hablar allí abajo con un padre que trabajaba junto a sus tres hijos, el menor de 16 años, con la resignada tristeza de quien acepta la fatalidad que le ha tocado como vida...

Después llegó el salar de Uyuni...

De aquí no diré nada... no sé...
Desde este indescriptible lugar hasta la laguna verde, en la frontera chilena, hay una ruta de 3 días que transita por esos lugares de los que antes hablaba... son paisajes que no sé explicar, que se ven y se mastican... y las fotos son fotos, son mudas, tienen cuerpo pero no tienen alma, no pueden transmitir lo que se siente... y aquí se siente, de verdad...
La ruta solo la puedes hacer en estos coches... este era mi equipo...
Cuatro judíos buenísima onda y una neozelandesa todavía mejor...
Respecto a los paisajes, un breve resumen..








Lo de los flamencos, por sí solo,  ya es una fiesta...












Y esto ya era Chile, el siempre soñado desierto de Atacama...

Es el lugar más árido del planeta y la sal se ha hecho dueña y señora de todo. Las lagunas que emergen tienen tal concentración que puedes flotar completamente sin hacer ningún esfuerzo..
Y después crucé a Argentina, al maravilloso norte de Jujuy y  Salta, una zona poco conocida pero perturbadora... además del espectacular paisaje, entrar en Argentina supone el reencuentro con los placeres de la mesa y de la conversación... en Cachi, un maravilloso pueblecito salteño, me comí un chivito asado de puro llorar...
Y después me fui a Mendoza y ayer mismo crucé los Andes de nuevo para llegar aquí, a casa de mi amigo Enzo. Me recibió como Dios manda, y junto a sus amigos celebramos el reencuentro hasta altas horas altas...
Así que ahora estaré tranquilito unos días en esta ciudad, preparándome ya para el último tramo del viajecito...
Bueno, niños, lo dicho, a ver si en la siguiente, que será casi la última, os explico con más tiempo cositas finas de la Patagonia... por que ahora la cosa del tiempo está en franco retroceso...

mil besos, lindos y lindas...