viernes, 23 de noviembre de 2012

LA AMÉRICA DEL FONDO

Hola niños y niñas... puesto que más de uno no deja de dar insistentemente por culo para que escriba, no me ha quedado más remedio que hacerlo, aunque no haya mucho que contar. Ahora mismo estoy en Managua, la capital de Nicaragua, y junto a Honduras son los dos países más pobres de Centroamérica. Y pobres significa pobres... México, comparado con esto, era el primer mundo. En Nicaragua viven 5,5 millones de habitantes y hoy, en la portada de un diario local, la noticia era que, según la FAO,  1,5 millones de niños "nicas" pasan hambre. Comienzo con esta información porque desde hace unos días es la cotidianidad más presente que estoy viviendo. En Honduras, pero principalmente en Nicaragua, la pobreza es tan extrema que resulta poco compatible con la visita turística. Se ve por todos lados y las escenas son desalentadoras. Cruzando estos países por carretera uno tiene la oportunidad de comprobar como se repite la misma escena miles de veces; gentes sentadas a las puertas de sus chabolas, en posición de derrota, sin nada que esperar. Cuando me preguntan por la situación en España, ya nunca menciono la palabra crisis.
La cooperación Internacional, de la que España es en esta zona uno de los principales impulsores, aparentemente no vale para una mierda. Cada vez hay más necesidad. Un ejemplo: cuando estuve en la isla de Utila, en Honduras, supe que el gobierno español había "donado" una desalinizadora para mejorar el complicado consumo de agua potable en la isla. Pues bien... la desalinizadora (que vale una millonada) estuvo retenida 5 años en la aduana de la propia Honduras por problemas de papeleo... una vez comenzó a funcionar... se estropeó... y ahora ahí está, muerta de risa, porque para repararla hay que comprar una pieza a China que vale 24.000 euros y el gobierno de Honduras no está por la labor. Así que el suministro de agua ha vuelto a las mismas manos privadas que ya antes sacaban tajada de la desatención del gobierno hondureño. En fin, que la onda, ahora, es esta. Miseria y miseria. Aunque en breve entro en Costa Rica y todo se me olvidará rápidamente.
A modo de recordatorio decir que después de Todos Santos Cuchumatán, me esperaba el resto de Guatemala y este país, hasta ahora, ha sido la gran sorpresa. La gente es simpática, acogedora y habladora como en ningún otro lugar. El 60% de sus 15 millones de habitantes son indígenas, lo que supone una riqueza visual brutal... al viajar por esta tierra es fácil imaginar lo que debía de ser esto antes de la "conquista".
Visité, además del volcán Tajumulco, Quetzaltenango y Chichicastenango. Quetzaltenango me sorprendió gratamente... una ciudad pequeña que funciona como un centro de Erasmus para toda la "gringada" que viene a aprender español, y en la que, además de practicar con la lengua, se puede hartar de todo lo que quiera a un módico precio.
Chichicastenango es famoso por su mercado semanal, al que acuden los indígenas de todas las aldeas circundantes a intentar vender lo poco que tienen. Hablé con un viejecito cuya mercancía eran dos hatillos de leña... los había trasportado él mismo, andando las 4 horas que separaban su aldea del mercado... me dijo que la leña siempre se vendía...
Esta es la imagen típica del mercado al expandirse por las escalinatas de la iglesia...






Después llegó el lago de Atitlán, otra de esas maravillas con una magia especial en las que es fácil dejar pasar los días sin darte cuenta... el paisaje que lo rodea, una muralla de volcanes, es impactante y los pueblecitos que se suceden en sus orillas son como micromundos interconectados entre sí solamente por las lanchas que cruzan el lago trayendo y llevando almas de un lugar a otro, o por los cayucos que intentan pescar a su propio ritmo la comida del mañana...





Esto es Santiago de la Laguna...


... con el volcán Atitlán (3530 m.) a sus espaldas. Aquí conocí a Nicolás, un chaval de 21 años con ínfulas de inventor que se quejaba, y con razón, de que al no poder estudiar no podía avanzar en el desarrollo de sus ideas, algunas ya materializadas en inicios de proyectos... Nicolás supo por primera vez en su vida que en nuestros países ricos había gente que tenía dinero y no era feliz. No lo entendía.
Y después llegó Antigua, la antigua capital de Guatemala abandonada tras ser destruida en repetidas ocasiones por los comunes terremotos que sacuden esta zona. En esta tierra, los volcanes y los terremotos van de la mano, aunque si éstos son imperceptibles hasta que la tierra comienza a temblar, aquéllos no dejan a nadie indiferente con su silueta, recordando constantemente que, aunque ahora estén en periodo de tregua, siempre pueden abrir sus puertas de fuego. A pesar de todo, la gente, obviamente, vive y juega bajo el volcán...





En Antigua me despedí de Guatemala para entrar en Honduras, un país generalmente desconocido, solo reconocido por las ruinas mayas de Copán y las islas de la Bahía, el lugar más barato del mundo para hacer un curso de buceo en la barrera de coral del caribe. Y eso fue lo que hice. En Copán, a diferencia de otras ruinas que visité en Guatemala o México en las que el deterioro y el tiempo han hecho su trabajo, todavía se pueden ver los restos de una escultura desconocida...





... aparte de que, al estar rodeadas de selva, todo se enriquece con nuevos sonidos y compañeros inesperados...





Y de Copán me fui a Utila. Bucear en una barrera de coral es algo que nunca llega a agotar tu capacidad de asombro... ya no por las mil clases de peces increíbles, sino por el propio coral en sí, bosques sumergidos de extrañas formas que me recordaban a los decorados de las películas de Tim Burton...
Ahora ya soy Open Water, puedo bajar hasta 18 metros de profundidad y ya sé que no hay que tocar a los peces. En la isla tuve la suerte de coincidir con un grupo hermoso y hacer todos juntos el curso. Tres chicas españolas por un lado, un argentino por otro, un uruguayo por otro, un español por otro y yo por este lado. La cosa es que una vez acabado el curso, casi todos agarramos un catarro que a mi me ha tenido 3 días en la camita con las fuerzas justas para levantarme... pero me he sentido muy cuidado. Las 3 chicas, Cristina, Eva y Ana, eran unos soles, además de enfermeras del ICO, por lo que ha sido una suerte que estuviera malito justo cuando ellas, y los otros, estaban a mi lado. Me ha vuelto a sorprender, y creo que nunca me acostumbraré, la dedicación y el amor que ya percibí en ese hospital y que, más que a un trabajo, responde a una forma de ser, abnegada y altruista... a la bondad. Además, el permanecer diariamente en contacto con la muerte les hace ver algo que pasa desapercibido para los demás... de todo esto hablamos esos días, y de como ese día a día tan duro les proporcionaba una energía extra para saber vivir algo mejor... de hecho, las tres chicas estaban viviendo... conscientemente.

Y bueno, ahora ya casi que lo voy dejando porque se hace de noche y no veo nada. La siguiente será desde Costa Rica...
Muchos besos, lindos y lindas...




miércoles, 7 de noviembre de 2012

NO ESTOY DE MORIR...

Pues sí, un terremoto ha sacudido esta tierra y por lo que parece ser ha sido bastante gordo. Por ahora dicen que hay 39 muertos y varias decenas de desaparecidos. Cifras. Cuando he llegado al hotel, el dueño me ha dicho que en sus 55 años nunca había sentido ninguno tan fuerte, y eso que por estas tierras de volcanes suele ser bastante habitual.
La cuestión es que donde más se ha notado en Guatemala es en la zona de Quetzaltenango, de donde acabo de llegar y, más concretamente, en San Marcos, justo el pueblo que hay bajo las faldas del volcán Tajumulco, el mismo que ascendí hace tres días.
Dicen que cuando va a haber un temblor, la tierra avisa con antelación. Y cierto es que cuando estábamos a 300 metros de hacer cima, tumbados en el suelo admirando el impresionante paisaje, nuestro guía nos preguntó que si no habíamos sentido moverse la tierra. Mis compañeros de caminata, un canadiense y una suiza, ni se enteraron, como yo. Pero parece ser que era en serio.
Y bueno, en el justo momento en el que todo temblaba, yo estaba aquí...


... sobre el techo de un barco cruzando el lago Atitlán, hablando de la entera vida con un padre y un hijo de Mississipi que andaban viajando juntos... qué maravilla!
Cuando hemos llegado a Santiago de la Laguna nos hemos enterado de lo sucedido.
Muchas gracias a todos los que me han escrito para interesarse... pero tenéis que saber que me estoy alojando en San Pedro y aquí...


... estamos protegidos.
Un beso gordo, niños y niñas.

sábado, 3 de noviembre de 2012

DÍA DE MUERTOS... GRAN DÍA



Cuando estaba con Guillem en México, más concretamente en Guanajuato, salimos una noche con varios amigos mexicanos que habíamos conocido en el hostel donde nos hospedábamos. A las 2 de la madrugada de aquella velada de diversión, Guillem y yo ya no dábamos más crédito ante lo que para ellos suponía divertirse y para nosotros representaba un acercamiento directo al surrealismo. Buñuel y Dalí orquestaron en 1929 el cortometraje “Un perro andaluz”, traspasando con esta obra todos los límites de la realidad. Esa noche en Guanajuato, en un momento que tuvimos los dos de intimidad, surgió espontáneamente la idea de que estábamos viviendo personalmente “Un perro Andaluz 2”, dada la falta de lógica a nuestro parecer de todo lo que veíamos.
Pues bien, todo este rollo es para decir que mi experiencia del día de Muertos en Todos Santos Cuchumatán bien podría titularse “Un perro andaluz 8”.
Tras cruzar la frontera de Guatemala de nuevo, esta vez por La Mesilla, llegué a Huehuetenango, donde hice noche para salir al día siguiente hacia mi destino. Un destino, según Miguel, un  tipo cojonudo de San Cristóbal de las Casas que me invitó a comer a su casa y que era amigo de Marco, otro tipo cojonudo que conocí en Playa del Carmen, un destino, digo, que según Miguel, guía turístico, quizá era el mejor lugar de toda Mesoamérica para asistir a la celebración del día de Muertos. Así que, obviamente, le hice caso… gracias a Dios.
Todos Santos Cuchumatán aparece de repente, tras pasar un puerto de 3300 m., apresado entre montañas de exuberante vegetación y abrazado por lo que parece ser una eterna niebla. Está situado a 2500 m. de altitud y fue el último pueblo de Guatemala en entrar en contacto con los evangelizadores españoles, dada su inaccesibilidad y su lejanía. Como todos los otros pueblos ya colonizados habían acaparado por completo el santoral, ya no quedaba ningún nombre de santo sin usar, así que lo nombraron con el de todos, es decir, Todos Santos. Y lo primero, lo más llamativo, es comprobar como sus habitantes, descendientes mayas de la etnia mam, van siempre uniformados con la misma vestimenta, pantalones y camisa de coloridas rayas y un sombrero adornado con una gruesa franja del mismo color rojizo.
El pueblo es poco más que la plaza y algunas calles, así que todos convergíamos inevitablemente en la plaza, los mam y los pocos turistas que nos habíamos avanzado dos días a la celebración. Sin embargo, estaba por allí el señor Calleja…






… grabando el nuevo programa que mezcla viajes y pruebas realityshoweras que próximamente todos veremos en la tele. Obviamente me acerqué a él y a su hermano para hacerme autopromoción, y muy amablemente me derivaron a la directora del programa, una chica buena onda que me atendió, creo yo, con interés.
Pero el pescado se empezaba ya a cocer por otros lugares; por cualquier esquina del pueblo comenzaban a sonar las marimbas, el instrumento nacional guatemalteco que emite un sonido hipnotizador y adictivo, doy fe de ello tras pasar cuatro días con este permanente hilo musical…





Todo olía ya a fiesta, aunque no imaginaba lo que estaba por llegar. La plaza era un hervidero y me sorprendió ver que habían colocado varias telas que actuaban como falsos paisajes de fondo para que la gente pudiera hacerse una fotografía aparentando estar en otros lugares de ensueño: una pradera llena de vegetación con un caballo en primer término, un lago de agua turquesa que desagua una maravillosa cascada y… y una estampa típica de Nueva York, en la que emergen, entre otros, el Empire State Building y el Chrysler Buiding, con una gran bandera de USA y un avión de la ¿British? que parece representar el sutil pero evidente deseo de gran parte de este pueblo de emigrar hacia el Dorado. 
Decidí bajar al cementerio para conocer, vacío y en silencio, el lugar que tres días más tarde iba a ser invadido por todo el pueblo para celebrar esta increíble fiesta. Allí, en la entrada, conocí a Antolín, un tipo que sin yo saberlo se iba a convetir en una pieza fundamental y omnipresente durante mi estancia en su pueblo. Me invitó a acompañarle a la tumba de sus padres y, casi obligado, me senté encima de su madre y él de su padre. Acto seguido sacó una botella de quetzalteca, un aguardiente de maíz también omnipresente, y allí brindamos por ellos, explicándome lo que para los mam significa la muerte, tan diferente a nuestra concepción. Después lloró un rato, principalmente por su madre, y tras la catarsis volvimos a echarnos unos tragos. Sin embargo, más sorprendente que esto fue la imagen increíble que ofrecía en su conjunto el cementerio, difícil de trnsmitir en foto...



... por decirlo de alguna manera, era, como el sonido de la marimba, coloridamente hipnotizador..



... y ví cosas sorprendentes como estas...



... tumbas pintadas con la bandera de USA, explicando que el yacente había muerto intentando conseguir la riqueza en el Norte y, según me dijeron, de una de las dos maneras más comunes: o intentando llegar o, habiendo conseguido el sueño, por las peleas que se generan entre ellos cuando se dan al "trago".
Puedo decir que lo entendí más tarde, ya que los mam idolatran a los USA. Esta gente hablan en mam y muchos de los jóvenes, no digamos los adultos, casi no saben hablar español. Sin embargo, aprovechan cualquier oportunidad para acercarse a ti y decirte, orgullosamente, algunas palabras en inglés, a pesar de saber mi origen. Descubrí que en ese pueblo había un enorme deseo de demostrar que habían estado en USA o, que al menos, lo querían conseguir. Antolín, por ejemplo, quien ya lo había conseguido hace 19 años, decía que era de Michigan y se empeñaba en hablarme en inglés, aunque yo no le dejaba.
En la puerta del cementerio tenía un puesto de venta de flores y candelas la madre de Alfredo y Alejandro... aquí aparecen los tres junto a su otro hermanito...



... el padre no aparece porque no está. Me pidieron que les hiciera esta foto porque no tienen ninguna de la familia. Desde hace cinco años, el padre vive en Oakland, al lado de San Francisco, y parece ser que no envía el suficiente dinero. Tanto Alfredo, a la izquierda, como Alejandro, a la derecha, son dos candidatos a acabar dentro de unos meses en esos féretros escandalosos que ahora mismo tienen a unos metros de distancia. Ambos han decidido ya intentar colarse en Estados Unidos, sabiendo lo que se juegan. Ambos eran increíblemente amables y educados, estuvimos como 2 horas conversando y la conclusión que saqué, confirmada posteriormente por su madre, era que si se quedaban en Todos Santos no tenían dinero para seguir estudiando, y si se iban y conseguían cruzar, no podrían estudiar pero ganarían dinero. Su madre me dijo que tenía mucho miedo de lo que les podía pasar y, con la contradicción en sus ojos, se decía a ella misma que si no era así no había dinero para estudiar ni para nada y el futuro que les esperaba era azul oscuro casi negro. Toda la familia vivía de este puestecito de flores. Estas dos almas cándidas de 18 y 20 años estarán dentro de unos meses atravesando todo México, dos niños completamente inocentes que se jugarán la vida para intentar acabar con la necesidad, la lacra de toda esta tierra.


Tras esta larga visita al cementerio, subí de nuevo al pueblo y conocí a Paolo, un tipo de Milán que miraba de la misma manera que yo y con el que he compartido unos días inolvidables. Solo decir que lo conocí porque me invitó a los 10 céntimos de euro que valía entrar a mear a los únicos lavabos del pueblo, que ya os podéis imaginar cómo estaban.
Por la noche nos fuimos colando en todos los lugares donde la marimba avisaba de que allí sucedía algo. Y lo que sucedía era que el pueblo entero estaba empezando a ponerse borracho para no dejar ese estado durante los tres próximos días. Al son de la marimba bailaban también los jinetes que a la mañana siguiente iban a participar en la carrera de caballos que ha dado fama al lugar. Antolín, que estaba con nosotros, conocía al tipo en cuyos terrenos estaban durmiendo los caballos que a la mañana siguiente iban a ser también los protagonistas. Así que nos invitó a verlos y allí, cociditos de quetzalteca y enfrentados en silencio a un ejército de caballos, "el perro andaluz" ya iba por el 5. Descubrí, entre otras cosas, que los caballos duermen de pie y que solo tocan el suelo cuando caen o cuando mueren. Importante.

Al día siguiente, la carrera de caballos me mostró el lado más real de esta fiesta. Todo en su conjunto es macabro, excéntrico, mágico y, ante todo, un ritual de comunión. Quizá he necesitado los tres días para llegar a entender un poco el sentido de esta increíble celebración. La carrera de caballos, más que carrera, es una carrera de fondo, nadie ha de llegar el primero, solamente se trata de sentir el placer de cabalgar, exaltado por la ingente cantidad de alcohol que llevan en el cuerpo. Estos jinetes se han pasado toda la noche bailando al ritmo de la marimba y bebiendo con frenesí, completamente entregados al placer de emborracharse y danzando un baile cautivador y repetitivo, hermanándose en rituales silenciosos ya que, entre otras cosas, son incapaces de pronunciar dos palabras seguidas…
Estos jinetes que no han dormido en toda la noche son los que a las 8 de la mañana comienzan a cabalgar un tramo de unos 200 metros aprox. de lado a lado, sin más objetivo que agotarse y agotar a los caballos, auscultados por todo el pueblo que se hacina tras las rudimentarias vallas para contemplar cómo, inevitablemente, los jinetes van cayendo de los caballos a causa del cansancio y, principalmente, de la borrachera… cada año hay muerto o muertos, en plural, pero lo sorprendente es que en el pueblo se espera que al menos un jinete fallezca pisoteado por los caballos, ya que ese año la cosecha de maíz mejora notablemente… esto es el espectáculo en sí, repetido mil veces...





Como es de imaginar, desde  las 8 de la mañana hasta las 12, cabalgando sin descanso, son pocos los que no dan con el cuerpo a tierra. Cada vez que eso pasa, un griterío extraño se apodera de los espectadores en el que es difícil de descifrar la parte que corresponde al temor y la que pertenece a la alegría…

Este jinete consiguió salir relativamente ileso de una caída... fijaros en los tres gringos que le aplauden, eran los únicos que se atrevían, junto a nosotros, de permanecer por las calles más tarde de las 10, la hora a partir de la cual se suponía que se corría serio peligro si estabas cerca de una marimba...





Tras 2 horas de descanso vuelven a cabalgar, pero ahora ya los jinetes vienen más frescos, aunque igualmente borrachos, y la carrera se ameniza con la incorporación de un gallo al que un jinete agarra por el pescuezo mientras cabalga velozmente. Cuando el gallo, estrangulado y exhibido arriba y abajo, ha muerto, entra otro de repuesto y, acompañado de gritos de júbilo, el gallo comienza de nuevo a cabalgar por primera y última vez en su vida, con una fuerte mano apresando su largo cuello, aleteando las alas en un intento de escapar de no sabe qué… de no sabe dónde…
Una vez acabada la carrera a las 5, ahora ya sí que llega el momento de entregarse a la bebida. Las marimbas suenan por todas partes, rodeadas siempre de hombres mam en pleno proceso de descomposición mientras que las mujeres los contemplan desde las orillas de las calles, apiñadas, sentadas en el suelo, observándolos con un rostro hierático en el que también es difícil de descifrar cuánto comparten gustosamente de la tradición o cuánto la deploran. Este es el aspecto que presenta todo, absolutamente todo el pueblo...


...las calles se van llenando poco a poco de hombres tirados por el suelo, ensangrentados a veces por el impacto de la caída, a los que nadie recoge, a los que todo el mundo mira, incluidos los turistas, con la más pura normalidad… las cantinas improvisadas se llenan de los que todavía aguantan en pie, danzando un baile imposible, lento a veces, espasmódico otras, para llegar al último deporte practicado en esta festividad: darse puñetazos o, en algún caso, botellazos. En todos los lugares en los que hay música siempre hay peleas rápidas, como escaramuzas, en las que varias personas se dan unos cuantos golpes, pero el hecho de que todos vayan tan bebidos convierte este espectáculo agresivo en algo relativamente cómico. Y cuando la cosa ya se pone seria y se van a la botella, siempre saltan algunos a separar a los contendientes los cuales, tras unas miradas de escueto rencor, continúan bailando y bebiendo, intentando no pisar a todos los cuerpos que yacen completamente vencidos, en posiciones que recuerdan a muñecos articulados. Creo interpretar estas peleas como una parte más del ritual, de la violencia intrínseca de esta celebración en la que la hipotética alegría de una fiesta no se percibe por ningún lado. Más bien, una frialdad, una seriedad, una sobriedad, empaña todo el ambiente de la misma manera que la niebla se apodera del pueblo.
Y al día siguiente se celebra propiamente la fiesta en el cementerio. Esta es la misa...



 ... tras ella, cuando nosotros ya nos íbamos, comenzaban a llegar al cementerio las marimbas para pasar todo el día bailando y bebiendo, acompañando a los muertos en un ritual que se viene celebrando desde hace siglos. Aquí se venera a la muerte porque, principalmente, el muerto ya ha dejado de sufrir.
A las puertas del cementerio, calentaban motores...


Estos fueron los últimos momentos en Todos Santos, esta la música que seguía sonando en mi cabeza cuando ya me alejaba de aquel indescriptible lugar. Rememorando las imágenes, las fotos mentales, como decía Paolo, que presencié esos días, se me hace difícil entender el sentido, el significado de esa tragedia organizada y meditada, de esa entrega confiada a la perdición, a la locura colectiva. Y solo puedo pensar en lo que debe de ser la vida de estas personas, gentes sin ningún tipo de esperanza, cuyo único lazo a la vida es la dimensión de la milpa en la que cultivan el maíz, su único dios real… personas que esperan todo el año que lleguen estos días para escapar de la dura realidad diaria, y quizá, solo quizá, la desenfrenada entrega a esta locura responda proporcionalmente a la insistente crueldad con la que la vida siempre los ha tratado y seguirá tratando.

Seguramente esta mirada....


... mantendrá, a pesar del color, la misma tristeza a lo largo de toda su vida, convirtiéndose en algo así...


Solo puedo decir que estos días en Todos Santos han supuesto una experiencia increíble, por lo inesperado, y en la que, a pesar de todos los pesares, he sido recibido con una amabilidad que en muy pocos lugares había percibido jamás. Además he conocido a gente maravillosa, auténticos navegantes.
Ahora estoy en Quetzaltenango y mañana me voy a subir el Tajumulco, un volcán de 4200 m. que es el punto más alto de toda Centroamérica. Voy con un grupo de cinco personas en una caminata de dos días, haciendo noche a 3800 m. El transporte, el guía, la comida y toda la infraestructura cuesta 40 euros. Esto es Guatemala. Esto está saliendo bueno...
Un beso muy grande y hasta la próxima.