Hoy he decidido escribir porque tenía tiempo y porque me gusta, me he dado cuenta, escribir estas tontadas. No tenía pensado contar nada hasta llegar a Los Angeles, pero se ha hecho de noche, acabo de salir de San Francisco y todos los McDonalds de USA tienen WIFI gratis y velocísimo.
Bueno, voy a contaros...
Después de Las Vegas, cruzé el Death Valley, el valle de la Muerte, uno de los sitios más secosy calurosos del mundo, sino el que más. Si salir a la luz del sol en Las Vegas era una temeridad, bajarse del coche en este desierto era casi suicidio. Al respirar, lo juro, la garganta sudaba... por dentro. Esta es la perspectiva general de este valle....
Es majo, eh? Pues el que quiera verlo, que venga y que aguante el calorcico...
Seguimos...
Después visité el parque nacional Grand Sequoia, que como el mismo nombre indica, alberga estos árboles inmensos, los más grandes, los más altos, los más gordos de la tierra. Este es uno de los normales, está al lado de una cabaña y también aparecen personas, así que se puede apreciar el tamaño...
Pasear por estos bosques fue bastante curioso... como crítico de árboles diría que son obras perfectamente acabadas que generan en el público una ligera pero intensa sensación de incredulidad. Además, son tan grandes que cuando mueren y caen derrotados, tardan años y años en descomponerse, así que el paseo recuerda también a un gran cementerio. Muy bello.
Y después llegó Yosemite. A este parque nacional le tenía muchas ganas, tiene mucho nombre. Pero claro, tanta expectativa no es buena. Lo primero es que el centro del parque, el cañón que se visita, estaba plagado de gente que había tomado el río que lo atraviesa, el Merced, como si fuera la playa de Lloret, con flotadores de patitos y las salchichas en la barbacoa humeando en la orilla. No entendí qué coño hacían allí todas esas familias supernumerosas hasta que no llegué a la costa, pero ya os contaré, ya...
Lo bueno es que estas familias, dado su elevado número de componentes y sus variadas edades, son incapaces de organizar una excursión hacia arriba, es lógico. Así que cuando ya te elevas unos metros, el paisaje y el paisanaje cambian completamente. Allí arriba no hay familias, la gloria de la cima está solo reservada para los pequeños....
Este era Vernoon, del mismo pueblo que el Bicho, de Newcastle. Era un autoempleado que trabajaba cuando le daba la gana y junto a su novia noruega (la que hizo la foto) habían hecho del viaje una forma de vida. Ya conocían África y Asia. Ahora mismo el plan era llegar también hasta la Patagonia, pero primero subían a Canadá, que los pobrecicos no lo habían visto. Él era gente majísima, de ese tipo de personas cuya primera e instintiva reacción al verte es una acogedora y limpia sonrisa. Ella, la pobre, tenía algún que otro problemilla con el pasado.
Y lo que decía es eso, que una vez arriba, el paisaje es impresionante. Todo el parque es una inmensa mole de piedra salpicada por bosques, lagos y cascadas...
Y después me fui, ya, hacia la costa, camino de San Francisco. Antes pasé 2 días en el norte del Big Sur, una parte de la costa californiana que hay entre San Francisco y Los Angeles. Es increíble su belleza, los acantilados, las playas vírgenes... es increíble lo fría que está el agua, es increíble la niebla que cubre esta zona, es increíble el frío que hacía... entendí porque todas las familias se habían mudado a Yosemite para bañarse.
Una foto está a 5 kilómetros de la otra, y así contínuamente, el paisaje cambiando y cambiando...
Y llegué a San Francisco. Qué decir...
Dicen que es la ciudad más europea de todo USA. He estado 3 días y la verdad es que hasta ahora jamás había visto nada comparable. La cuestión es que el paisaje humano se impone al arquitectónico. Y me explico. En USA, el tema de la ingente cantidad de gente viviendo en las calles es algo, parece ser, normalizado y asimilado por esta sociedad. Pero claro, un breve paseo por las calles de san Francisco te obliga a replantearte el tema de lo que resulta lógico proporcionalmente hablando. Aquí, los pobres, los drogadictos, los que son las dos cosas y los que han decidido hacerse jipis, son una auténtica marabunta. Tanto, que colapsan cualquier otra mirada a esta ciudad.
Cinthya, una de las chicas que trabajaba en la recepción del hostel, me dijo, hablando en plata, que lo peligroso no era esto. Al fin y al cabo, estamos en el centro de la ciudad y el gobierno proporciona una serie de casas de acogida en la que se les ofrece un caldo y una cama caliente que suelen rechazar porque ésta va acompañada de una serie de disciplinas que no están dispuestos a acatar. Pero donde ella vive, en los suburbios más allá del Golden Gate, el famoso puente...
.... detrás de esa permanente niebla, los parques sirven para ajustar cuentas. En estos barrios los chavales se matan de verdad intentando llegar a ser el nuevo Al Capone. En esos barrios no se sale de noche. Cinthya me dice que la sociedad americana siempre ha glorificado las drogas; y de aquellos polvos estos lodos. También me cuenta que una de las excursiones obligadas en los colegios es llevar a los niños a visitar una de estas casas en las que se marchitan estos despojos humanos. es una terapia de shock para que vean desde bien jovencicos lo que les espera si se equivocan de camino.
Y sí, una vez que ya te has quitado el miedo y ves como normal tener ese ejército de zombies danzando a tu alrededor, puedes ponerte a echar fotos porque la ciudad lo merece. La verdad es que parece un pueblo inmenso, ya que la gran parte de su superfície está ocupada por casas de madera preciosas, envejecidas, coloridas, de todas las clases...
Recordad que esta es la ciudad de las cuestas, de los tranvías, de la niebla y de Alcatraz. En esta foto salen los cuatro.
Y bueno, también he conocido a gente muy maja en el hostel, gente de conversación... suizos que acaban su carrera de ingenieros en Cincinnati y quieren descubrir, franceses del ejèrcito del aire que trabajan en tierra y les cuesta moverse, italianos que, después de una vida en Canadá, vuelven a casa gracias al poder de la familia... y un señor anciano de Seattle que estaba buscando piso en San Francisco para morir en un sitio menos lluvioso... un señor que sabía latín.
Y ahora mismo me esperan 600 kilómetros de costa que haré en 3 días recorriendo ese magnífico Big Sur.
Y ya mismo entro en ese otro mundo un poco más de verdad, en ese otro mundo al que ya tengo ganas de ponerle los ojos encima. El 7 de Septiembre llega mi amigo Guillem. Hemos quedado en Tijuana. A ver qué tal.
Un beso muy gordo para todos.
Escribirme, cabrones.